martes, 12 de mayo de 2015

Las monedas "DESEPAZ"

LAS MONEDAS DE DESEPAZ
Series:                     Transport
Ubicación:                Cali
Código catálogo:      Col:Col-Trans-001
Fecha emisión:         1993
Donde se Usa:         Transportes
Peso:                       6,9 gramos
Diámetro:                22,5 milímetros
Composición:           Níquel Latón

Anverso: 1993 ” VALIDA PARA 1 VIAJE EN BUS” ALCALDIA CALI

Reverso: “DESARROLLO SEGURIDAD Y PAZ” un desepaz y el escudo de la ciudad de cali
Acuñación:
1993   10.000.000
Desepaz tuvo siempre un destino incierto. En 1993, el 22 de mayo, 1.900 de los 2.560 buses que había en ese momento en Cali, aparecieron con un aviso bastante claro: No recibimos Desepaz .
La moneda, sin embargo, era una buena propuesta. No había necesidad de esperar vueltos ni pelear con los conductores de bus por 10 pesos; se podía planificar un presupuesto de transporte, el tráfico podría agilizarse con el paso rápido de los pasajeros por la máquina registradora, y los gerentes de las empresas transportadoras podían ejercer mejor control sobre sus buses.
El programa, que nació en la alcaldía de Rodrigo Guerrero, se lanzó con bombos y platillos. Era un plan piloto que si funcionaba en Cali se implementaría en otras ciudades de Colombia.
Los problemas empezaron con los choferes que no querían recibir la moneda. Se les ofrecieron programas de educación y vivienda y aceptaron. Los letreros de No recibimos... se modificaron por Si recibo Desepaz . Recibían también billetes y los vueltos eran monedas de Desepaz. Más problemas.
Pero el único problema no fueron los conductores. Para muchas personas faltó una campaña de educación a través de los medios de comunicación más efectiva, buscarle otros usos a la moneda, mayor conciencia cívica y mejores puntos de distribución.
No obstante, la moneda se mantuvo en circulación hasta 1995. Los puntos de distribución estaban muertos y la campaña, sin bombos ni platillos, era para recoger monedas. Porque el proyecto se acabó solo, de una forma tan repentina como apareció. La gente se cansó de tener en sus bolsillos unas fichas que ya no contaban para nada. De nada sirvió que el alcalde Mauricio Guzmán, en ese mismo año, hubiera propuesto una ley que tendría que viajar al Congreso de la República para que fuera obligatorio su uso. Una propuesta que ya nadie recuerda.
Como tampoco nadie recuerda que en ese momento la secretaria de Transito Municipal, Stella Ramírez de Potes, anunció en junio de 1995 que el programa volvería a estar en marcha en 1996.
Como tampoco el Secretario de Hacienda, Luis Alberto Gómez, pasa al teléfono para dar declaraciones sobre esos diez millones de monedas que están unos metros más abajo de su oficina.
El único funcionario que dio declaraciones fue el diseñador de la moneda, Gerardo Chavarra, quien piensa que el proyecto fue desaprovechado por la ciudad y señala que en otros países el mismo proyecto funciona perfectamente.
De los funcionarios del proyecto solo sobrevivió un empleado: el encargado de contar esas monedas, acuñadas en la Casa de la Moneda de Ibagué y que ahora podrían sobrevivir como llaveros, materia prima para los artesanos de la Loma de la Cruz y los hippies de la Avenida Sexta, fichas para los locales de video juegos, un monumento a la ineficiencia o como una pieza de colección que en 50 años servirá para encabezar la historia de un abuelo: Hubo una vez un alcalde...
Fuente:
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-428859

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